Hasta aquí las compras, mi meta del año

¿Cuántas prendas tenés en tu guardarropa aún con la etiqueta?, ¿cuántas prendas te pusiste sólo una vez y desde esa vez ya pasaron… años? Con frecuencia gastamos grandes sumas de dinero –a veces sin darnos cuenta– en vestuario, accesorios y zapatos que apenas usamos, lo que lo convierte en un gasto para nada rentable.

Hace pocos meses, después de una venta de patio, estaba reorganizando mi guardarropa y –a pesar que tengo una fracción de las cosas que he visto a amigas y conocidas– me topé con varias prendas que no uso desde hace años y zapatos que se habían empezado a dañar por estar guardados. A partir de ahí me empecé a cuestionar cuánto de lo que estaba ahí uso con frecuencia y cuánto dinero estaba guardado sin sacarle provecho.

De inmediato me puse a pensar en las decenas de lectoras y conocidas que me han confesado numerosas veces que constantemente el dinero se les va en ese tipo de productos, sin dejar margen para ahorrar o pagar sus deudas.  ¿Cuánto dinero subutilizado tendrán en su guardarropa?


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Todo lo anterior me llevó a ponerme como meta para este año NO comprar ropa ni zapatos. Nada. Ni nuevo ni usado, de manera que me vea obligada a utilizar todo lo que tengo, gastar los zapatos que tenía meses de no sacar de la caja (porque generalmente me pongo los mismos)  y a replantearme cada nueva compra en el futuro.

A quienes les he comentado mi meta, se horrorizan –principalmente mujeres– porque lo ven un poco extremo pasar 12 meses sin comprar ropa o zapatos, pero si lo analizamos fríamente nos daremos cuenta que no es nada del otro mundo: es simplemente sacar provecho a lo que ya tenemos, en vez de seguir acumulando.

Tomar la decisión, si bien era práctico, no fue tan sencillo por las charlas y conferencias públicas que realizo, además de la participación en medios de comunicación, donde la “norma” dicta que no se puede repetir  vestuario (o al menos no tan seguido), pero, insisto… ¿por qué no?

Y aunque tengo a la orden la tienda de una amiga para usar su vestuario, decidí no recurrir a esa alternativa porque ¿cómo voy a hablarles a ustedes de maximizar recursos y reutilizar si yo no lo hago? Optar por el vestuario prestado sería para muchos la mejor opción para no gastar y al mismo tiempo no repetir, pero ¿qué mensaje les estaría enviando? Porque creo fielmente en que hay que predicar con el ejemplo y que debemos fortalecer nuestra autoestima financiera,  decidí no hacerlo, y como tampoco estaré comprando, me verán repitiendo más seguido ?.

Seguro te preguntarás ¿qué tengo pensado hacer con el dinero que no gastaré en esas compras? pues aunque adquirir ese tipo de productos nunca ha pesado en mis gastos regulares, tengo seguridad que cualquier córdoba gastado este año, será en cosas que realmente sean necesarias y aprovecharé para recuperar el nivel de ahorros  que tenían antes de cancelar mi crédito hipotecario.

Para darle peso a nuestros pesos, constantemente debemos revisar  cómo han sido nuestros hábitos de compras e irlos mejorando. Tu oportunidad de una vida financiera saludable se podría estar yendo por ahí. ¡No perdás tiempo!

2 Comment(s)

  1. Lucy Medina
    20 febrero, 2018

    Yo ya pasé por esta etapa, desde el embarazo. Bueno, no voy a decir 0 compras, pero utilicé hasta el último día todo lo que se mirara bien con mi pancita y cuando ya no se pudo adquirí 2 camisas, un jean y una licra y utilicé todos los zapatos que me quedaran. Y la misma actitud tomé cuando después del parto pasé como 10 meses sin empleo, use lo que tenía o lo que me regalaron por navidad o mi cumpleaños. Realmente, se puede, solo hay que relajar la mente de que la gente va a andar pendiente de lo que uno viste. Al final uno se da cuenta que se puede vivir con lo que ya se tiene.

    1. Gisella Canales Ewest
      25 abril, 2018

      Gracias por compartir tu aprendizaje con nosotros 🙂

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